sábado, 24 de marzo de 2007

POEMA 11: Camino a casa

A Julia Espejo de Vega.
Madre de mis ocho mejores amigos.


He transitado por ciudades sin nombres
preguntando por muchos hombres.
He cruzado extensos puentes
encontrando sólo hermosas fuentes.

Día tras día he trabajado fuerte
no buscando mi propia suerte.
Por el contrario, ante la muerte
tuve la intención de verte.

He mirado aquel madero sin vida
y también aquella piedra removida.
He visto la historia dividida
y cumplida tu Palabra de Vida.

Me falta aún subir la angosta cuesta
de un camino que tengo por muestra,
aunque dolor y lágrimas costará la gesta,
pagaré un buen precio por lo que resta.

Para ese estrecho y accidentado camino
déjame beber siempre tu tinto vino
para correr como ligero equino
en busca de aquel paraíso fino.

Que no huya de las pruebas de mi vida,
simple y llanamente aligera mi ida.
Pero sí deseas que la cuesta sea más fluida
dame fuerzas para escalar la difícil subida.

Tengo la esperanza de llegar a casa
y saber con antelación lo que pasa,
por eso mi mente siempre repasa
las promesas de la vieja Biblia de mi casa.

Sé que tu Palabra me haces santo
y no el tiempo desde hace cuánto.
Por eso elevo siempre mi canto
al único Dios, Trino y Santo.

Cambia mi debilidad por fortaleza
y mi vanidad por celestial pureza.
No permitas que pierda mi realeza
por vanas posturas y humana rudeza.

Tú eres solamente la única Verdad,
de muchas verdades con falsedad.
Por eso grito a gente de toda edad:
¡Jesucristo es sólo la Verdad!






La Perla, Noviembre 2004.

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